¿Que sentía Jesús en el Huerto de los olivos?
Jesús se encontraba en el Huerto de los Olivos, un lugar conocido por la tristeza y la soledad que allí se respira. Sabía lo que se avecinaba, la crucifixión y la muerte. Él sentía el peso de la responsabilidad, la carga que significaba ser el salvador del mundo.
En ese momento, Jesús se alejó de sus discípulos y se arrodilló para orar. Sentía la angustia y la tristeza invadirlo, sabía que tendría que soportar una gran carga emocional y física. Pero también sabía que debía cumplir el plan de Dios para salvar a la humanidad.
La oración que Jesús ofreció en el Huerto de los Olivos fue una de las más intensas y fervorosas de su vida. Sentía el dolor y la tristeza en cada fibra de su ser, pero también sabía que debía ser fuerte para enfrentar lo que se avecinaba. En su diálogo con Dios, le imploró que si era posible, le quitara de encima la copa de la crucifixión, pero la voluntad de su Padre era más importante que la suya.
Finalmente, Jesús fue traicionado y entregado por uno de sus propios discípulos. El momento que tanto temía había llegado, y con él, el sufrimiento físico y emocional que lo llevaría a la cruz. Por unos instantes, Jesús sintió el abandono de su Padre, pero siguió adelante con su misión, sabiendo que la salvación de la humanidad dependía de él.